El trabajo y el discurso presidencial

por Juan Jované, economista,  coordinador general del MIREN  Pese a la publicación por parte del Instituto Nacional de Estadísti...



por Juan Jované, economista, 
coordinador general del MIREN 


Pese a la publicación por parte del Instituto Nacional de Estadísticas de la Encuesta de Mercado Laboral de marzo de 2015, los hechos que la misma hace visibles han sido objeto de un profundo silencio por parte de las autoridades del Ministerio de Economía y Finanzas, así como por las del Ministerio de Trabajo. La razón de esto es evidente: los mismos develan el falso discurso de prosperidad presentado en el reciente Informe a la Nación del Presidente de la República.

Las últimas estadísticas disponibles sobre el mercado muestran, en primer lugar, un incremento de la tasa de desocupación, la cual se elevó de 4.3% en marzo de 2014 a 5.2% en el mismo mes del presente año. Más allá de cualquier otra consideración, esto se expresa en un incremento de 3,578 panameños y panameñas carentes de cualquier tipo de ocupación, es decir que ni siquiera logran participar laboralmente como subempleados o trabajadores informales, Se trata, sin duda, de personas que tienen que enfrentar la dura realidad de la pobreza.

Es útil recordar que el fenómeno del desempleo sigue afectando principalmente a las mujeres. Es así que si bien la tasa de desempleo promedio a marzo del presente año fue, de acuerdo a cifras oficiales, de 5.2%, la misma alcanzó a 6.6% en el caso de las mujeres, la que es significativamente mayor que la que afecta a los hombres (4.2%).

En su Informe a la Nación el Presidente Juan Carlos Varela Rodríguez se dirijió, de forma reiterada, a los jóvenes del país, haciendo énfasis en lo que el considera son “los miles de empleo que se están creando como resultado de los proyectos de inversión pública y el crecimiento económico que vive el país”. Desgraciadamente la realidad de los jóvenes en el mercado laboral dista mucho de esto. En efecto, de acuerdo a la encuesta que hemos venido comentando, la tasa de desempleo de las personas con edades entre los 20 y los 24 años se disparó de 11.4% en marzo de 2014 a 14.1% durante este mismo mes en el 2015. La situación resulta especialmente seria para aquellas personas que se ven obligadas a buscar trabajo pese a tener edades muy tempranas, que van de los 15 a los 19 años. En este caso la tasa de desocupación paso de 13.5% a 15.6% durante el período bajo análisis. 

Todo esto lleva a pensar en una situación de precariedad laboral que es muy significativa para los trabajadores más jóvenes, elemento que, pese a que el presidente lo obvió en su discurso, constituye una clara barrera a la inclusión social de los mismos. En todo caso resulta difícil entender la afirmación del mensaje presidencial el cual, sin referencia a cifra alguna, califica a Panamá como “un país con pleno empleo”.

En términos de la calidad de los empleos también se puede observar un factor que muestra un posible deterioro. Se trata del hecho de que el empleo, es decir el trabajo asalariado, creció en el período que hemos venido analizando en apenas 1.6%. La situación para el caso de la empresa privada es aún más precaria, mostrando una tasa de crecimiento de 1.3%.

Así mismo el Presidente Varela afirmó en su mensaje a la nación que dentro de su mandato el país vive una “nueva era” caracterizada entre otras cosas por la “justicia social”. Es posible, sin embargo, mostrar que esta afirmación resulta completamente errada, ya que la realidad de los hechos muestra que en la práctica ni siquiera se cumple con la idea, aceptada hasta por los neoliberales, de que los salarios reales deberían elevarse al mismo ritmo que la productividad del trabajo.

Teniendo en cuenta las estadísticas del primer trimestre de este año, así como las de los niveles de empleo y de precios de marzo, se pueden obtener algunas importantes conclusiones. En efecto, de acuerdo a estos datos la productividad real del trabajo se habría expandido en aproximadamente 3.4%, mientras que el salario medio real lo habría hecho en apenas el 2.4%, lo cual significa que la participación de las remuneraciones de los trabajadores en el Producto Interno Bruto se habría visto disminuida en aproximadamente un punto porcentual. Se trata, entonces, de un incremento de la falta de equidad.

En conclusión el discurso presidencial en lo que respecta al sector laboral representa una especie de visión idealizada de la realidad. Lastimosamente, los problemas del país no se resuelven con discursos finamente elaborados. Se resuelven trabajando conscientemente por el bien común.

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